La hora de la verdad para la Fiore

Sabe que no será nada fácil mantener el tipo como ha conseguido hasta la fecha de hoy. El club dirigido por Cesare Prandelli debe ahora demostrar dureza mental para aguantar lo que se le viene encima. No llega fuerte a este final de temporada. Su última victoria por 2-0 mostrando superioridad ante un débil rival contra la Reggina no debe cegar al equipo de su estado real, que no es el más idóneo. Los problemas son los mismos que a principio de temporada pero acentuados por la tralla de partidos que ahora se notan en las piernas y muestran una alarmante debilidad física. Muy justitos para afrontar encuentros realmente importantes.

Desde que remontaran a la Vecchia Signora en Turín, ha sufrido en exceso en las segundas partes, sobre todo en los últimos minutos. Así le ganaron Siena y Udinese (también perdió con el Nápoles) en sus tres últimas visitas, en las que no ha plantado cara. En el Artemio Franchi no acusa estos síntomas. Si nos remitimos a competición europea, estamos en las mismas: En octavos partidazo ante el Everton en casa y batacazo en Inglaterra solo arreglado por la lotería de los penaltis. En la ida contra el PSV un empate a uno en casa siembra dudas para este jueves en Eindhoven.

La Fiorentina es de los pocos equipos que ha buscado practicar un fútbol vistoso y atractivo desde comienzos de año en Italia. Lo ha logrado y por momentos es capaz de deleitar, pero en este aspecto también va a menos. El estado físico de jugadores que tampoco destacan por esta cualidad sonroja últimamente a la entidad viola. Especialmente se nota en el conjunto de centrocampistas con los que ahora Prandelli pretende rotar más que nunca. La poca firmeza y brío que les caracteriza, sumada a este declive físico están generando un fútbol lento, previsible, con demasiados balones perdidos y escasez de ideas. Defensivamente les hace falta fuerza, agresividad en la presión, no basta con el achique de espacios acumulando hombres y la presencia posicional, sino que para lograr un potente equilibrio ha echado en falta asedio, no amedrentarse con tanta permisividad ni verse sometido como lo es con poco que le aprietan, dejando libremente abrir el campo. Actuar, en vez de mirar, es la clave. Últimamente en ataque cuando ha faltado Adrian Mutu por lesión, el hombre clave que juega entre líneas, la filosofía de juego tiene que cambiar completamente buscando un plan B.

En Italia se paga caro jugar sin sangre, ante el empuje de mediocampistas agresivos que no se andan con rodeos. De momento ha bastado el enorme talento que caracteriza a la Fiorentina para mantenerse en puestos de Champions y optar por fin de manera real a un objetivo que desde que ascendieron se ganaron en el campo y se lo quitaron en los tribunales. 4º en 2006 y 3º en 2007 de no haberse implicado en todo el escándalo del Moggigate, pasada esta época confusa podría volver a disputar la máxima competición europea diez años después, rememorando a aquel equipo dirigido por Trapattoni y liderado por los goles de Batistuta.

Pero no son todo aprietos. Se notan las debilidades al no tener continuidad ni consistencia pero en tramos puntuales es capaz de sacar orgullo y practicar un muy buen juego. Un equipo de dos caras. La Fiore tiene piezas únicas, propias de club grande. A Frey deberían hacerle una estatua por la cantidad de puntos salvados. Porterazo, el año pasado el menos goleado, también debido a una línea defensiva calmada. Igual que a Mutu por la cantidad de puntos conseguidos, con sus goles o asistencias. Kuzmanovic se ha descubierto como un centrocampista completísimo, el que más sobresale de una nómina de medios con talento (Montolivo, Donadel), a los que le falta un plus para ser más competitivos. Y en la delantera, era de esperar la confirmación de Pazzini como un delantero que deja detalles de gran nueve, y secundariamente pocos esperaban que el veterano Vieri ofreciera buen rendimiento, o los argentinos Santana y Osvaldo en los escasos minutos que dispone. Falla el centro del campo en general, la distinción entre buen y gran club.

El calendario más próximo no es para tomárselo en broma. El jueves viaje a Eindhoven para jugarse la Uefa y el domingo a Milán para rendir visita al Inter en una jornada donde el otro equipo de Milán se la juega en campo de la Juve. Será el choque más complicado, ya que luego quedaran tres encuentros en casa (Palermo, Sampdoria y Parma) y dos fuera (Cagliari y Torino). La Champions habrá que currársela, pero no sería casualidad.