Goodison otorga medio billete para la Uefa

Hoy vimos como la lucha por el título se aprieta, con la gran ventaja para el United del goal-average, y como por abajo todos pisan el acelerador en la búsqueda de la salvación, queriendo evitar caer en la 18ª y 19ª plaza para acompañar al Derby a la Championship, deparándonos fuertes emociones. Pero hay una tercera disputa en cuestión que mañana puede decidirse en un enfrentamiento directo. El 5º puesto ha quedado abierto en las últimas semanas con el evidente bajón del Everton y la racha ganadora de un Aston Villa desatado tras superar el mal resultado de su visita a Old Trafford.

Como Carling Cup y FA Cup ofrecen dos puestos de Uefa a sus campeones (Tottenham y Portsmouth/Cardiff), solo ese 5º lugar da acceso a la hermana pequeña de la Champions League en la Premier. Y mañana, en Goodison Park, miden fuerzas toffees y villains con dos estilos contrapuestos sobre el tapete de juego. Los de David Moyes apelan a su solvencia, orden y estabilidad defensiva para al menos no verse sorprendido y amarrar un punto, mientras que los de Martin O’Neill necesitan si o si la victoria y para ello mostraran el atrevimiento que les caracteriza cada día más.

Para ponernos en precedentes, hay que comentar que el Everton llega en el peor momento de la temporada, inmerso en una mala racha que comenzó con su injusta eliminación europea y se apuntaló en la derrota por la mínima en Anfield que le dejaba lejos de su gran aspiración, el cuarto puesto. Solo ganó al colista en los últimos seis partidos, ha sufrido en sus carnes importantes bajas en ataque, y está acusando la falta de gol (casi dos meses sin marcar más de un gol por encuentro). De por si es un conjunto que consigue pocos tantos, eficaz, al que le gusta y sabe administrar sus rentas cuando encarrila los partidos, pero le cuesta superar los malos momentos. Se recuerda esta temporada su partidazo ante la Fiorentina en Inglaterra como la única excepción en la que el Everton tomó la iniciativa con carácter, y empujó continuamente ofreciendo ritmo, velocidad y variables. Pero no han demostrado más, la realidad es que ofensivamente es un equipo plano, con un doble pivote puro de contención que en ocasiones sobra, y dependiendo en exceso de un Arteta limitado en banda o de sus acciones de estrategia. Por esa limitación de opciones se ve ahora relegados a sus objetivos mínimos. Su temporada, excepto este final, ha sido sólida, empujados desde enero hasta comienzos de marzo cuando se acostumbraron a sumar puntos de manera cansina. Igual que le faltan recursos, no comete errores, poco goleador y poco goleado.

El Aston Villa supo por donde meterle mano en el Villa Park, cuando dos goles de Carew y Agbonlahor se impusieron claramente allá por el mes de septiembre. Es un equipo de rachas y ahora llegan crecidos, con tres goleadas consecutivas frente a Bolton, Derby County y Birmingham en las que consiguieron 5 goles de promedio por partido. Lo curioso es que en Goodison el Everton solo ha caído ante los cuatro grandes.

Difícil será que la temporada que viene se mantenga la base de este club, sus jugadores son codiciados por los grandes (Mellberg será el primero en salir hacia la Juventus). Una pareja de centrales imponente y veterana, un líder ganador como es Barry cuya temporada ha sido sobresaliente y un extremo que marca diferencias como Ashley Young son sus señas, junto a complementos que cumplen y se añaden a la fiesta: Carson, Bouma, Stilian Petrov, Carew, Agbonlahor, etc. Lo que se dice un equipo compensado, pero menos conservador que el Everton. Con mucha más materia ofensiva, explotando las virtudes de sus atacantes, cambiando poco a poco la filosofía de un equipo que en principio guardaba demasiado las vestiduras. Las estadísticas actuales lo dicen todo: Solo el Manchester United hace más goles que el Villa. O’Neill llevó al Leicester a Europa, al Celtic a recuperar el reinado escocés, y ahora puede conseguir devolver la ilusión al primer equipo de Birmingham.