30ª jornada de Premier League

Nadie convence a una semana del Super Sunday

Solo el Liverpool vive ahora su mejor momento. Pero la lógica dice que se le hará demasiado corto este final de temporada tras haberse dejado bastantes partidos por el camino, pese a recuperar una diferencia negativa que ahora se sitúa en ocho puntos gracias a una racha de cinco victorias seguidas (más dos de Champions League). Manchester United y Chelsea ganaron por la mínima partidos asequibles lejos de casa, mientras que el Arsenal empató (y gracias) en el Emirates frente al Middlesbrough. Los gunners se han enfrascado en el empate y ya suman cuatro jornadas firmando tablas. Es el que peores estímulos transmite, aunque ni red devils ni blues rayen al nivel que se les presupone.

Manchester y Chelsea jugaron primero. El equipo de Ferguson se desplazó hasta el territorio del colista, el Derby County, esperando un choque sencillo. Por ello Ferguson volvió a cambiar medio equipo inicial, Foster jugó como portero suplente (hizo un par de paradas de mérito), Ferdinand descansaba en defensa con la inseguridad que ello supone, Park y Anderson tenían su oportunidad en la media y Ronaldo y Rooney se las apañaban en ataque sin un nueve puro. Partido espantoso para el United, que se encontró con un gol de Ronaldo en el minuto 76, pero sigue sin sacar conclusiones positivas de estos encuentros, los mismos que suele arrollar cuando está a tope. Falló apostando por Scholes y Anderson como pareja de centrocampistas, y acabó pidiendo la hora en el que es posiblemente el peor partido de la temporada. El Chelsea lo tuvo más sencillo, aunque sacara el mismo resultado, siendo su visita más complicada ya que el Sunderland en su campo rasca como pocos. Terry se anticipó para rematar un corner en los primeros minutos y fue suficiente.

Para el Arsenal no existía más margen de error si quería mantener el liderato (con un partido más). Enfrente un Middlesbrough capaz de ponerle en problemas si hacía uno de esos partidos decentes que le salen de vez en cuando. Jeremie Aliadiere no guardó compasión ante su antiguo equipo y puso la sorpresa adelantando al boro en la primera parte. A partir de ahí, los visitantes defendieron su resultado, se entregó totalmente encerrándose en su área y el Arsenal se mostró carente de nuevas ideas que en otras ocasiones fluyen como churros. Solo al final, Touré cabeceo un saque de esquina que al menos salvaba un punto. La mejor noticia fue el regreso de Van Persie, capaz si se pone a punto de aportar entre líneas un sexto sentido.

El Liverpool, después de volver a ganar al Inter en Milán, regresaba a Anfield buscando el triunfo que abriera distancia sobre el Everton, en la lucha por el cuarto puesto. El partido se puso cuesta arriba en un principio, los reds salieron muy mal, fallando en defensa. Un gran disparo desde fuera del área de Matejovski en el minuto 5 fusiló a Reina y adelantó al Reading en el luminoso. Porque el equipo de Steve Coppell es de aquellos que no se relaja un instante. Poco a poco el Liverpool se entonó, y no tuvo problemas para hacer valer su superioridad. Si algo se le achaca a Mascherano, renovado hace pocas fechas, es que no mira a puerta… y el sábado marcó su primer tanto con la casaca red, chutando ajustadamente con su pierna diestra. Torres hizo el segundo de cabeza sumando su vigésimo gol en la Premier. Babel y Alonso intentaron marcar, no lo consiguieron pero ambos cuajaron un gran partido. En defensa, Skrtel se afianza con su contundencia. Con 2-1 se llegó al final. Este Liverpool divierte, ha pasado de ser plano a dinámico en una misma temporada, y tanto el tridente de la media como el de la delantera funciona de maravilla. Con la moral por las nubes, ahora se mira más arriba y no es imposible adelantar más puestos. Tiene mucho que decir en Old Trafford. Se respira optimismo, quizá demasiado, pero se han pasado tiempos malísimos en Anfield que ahora quedan de lado, sobre todo extradeportivamente.

Además del triunfo propio, llegó otra alegría para el Liverpool el día siguiente, con la inesperada derrota del Everton en campo del Fulham por 1-0. El juego directo de los cottagers fue suficiente ante el dominio del Everton, esta vez menos atrevido, y en una internada por banda izquierda McBride remató con la testa a la red, dando así tres puntos de oro a su equipo, que le mantiene con opciones de luchar por la permanencia. En el resto de encuentros con equipos que buscan plazas europeas (este año solo va el quinto a la Uefa), el Manchester City rompió su mala racha remontando al Tottenham (2-1), el equipo de Juande que nada pinta ya en esta temporada. Ahora los citiziens se colocan octavos, a un punto del Aston Villa y a dos del Portsmouth, que jugaron entre si con triunfo para el Pompey por 2-0 (Defoe marcó su sexto gol en seis partidos desde que llegó en invierno). El West Ham se impuso al Blackburn por 2-1, dos equipos que tienen poco que pelear. En un partido directo entre rivales de abajo, un solitario gol de Heskey bastó para que los 3 puntos se quedaran en Wigan, respirando y manteniendo al Bolton en descenso.

La jornada se ha cerrado el lunes con un choque de la parte baja. Birmingham – Newcastle, con los de Keegan cada semana más cerca del descenso. Los locales comenzaron mejor, liderados por un excepcional McFadden que precisamente adelantó a su equipo (4º gol en su cuenta personal en los últimos 5 partidos), pero el Newcastle cambió el chip en el segundo tiempo, se hizo con el balón y consiguió empatar gracias a Owen, muy rápido para meter la punta de la bota en un rechace, anticipándose a la defensa del Birmingham. Ninguno queda satisfecho con el empate a un gol, el Birmingham tiene más talento ofensivo que muchos otros clubes de la zona baja, apostando además por los jóvenes, pero no es suficiente. Las urracas desean que llegue el final de temporada porque van en picado, intentando aplicar una revolución que ahora mismo no puede llegar. Los cambios y experimentos mejor dejarlos para otro momento y tirar con lo poco que hay. A sus innumerables problemas, les suma la nulidad de sus virtudes al no saber aprovecharlas. El rostro desolado de Martins en su sustitución, lo dice todo, están destrozados.